Fotoperiodismo en Catalunya 1976-2000

071122_1 En el año 1990, el Colegio de Periodistas de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona organizaron en el Palau de la Virreina una exposición que recogía la historia del fotoperiodismo en Cataluña desde sus orígenes —que se situaban en un reportaje de Heribert Mariezcurrena en La Ilustración en 1885— hasta las fotografías de las manifestaciones del 1 y del 8 de febrero de 1976.

071122_2 Diecisiete años más tarde las mismas instituciones organizan en la misma sala otra exposición sobre el fotoperiodismo en Cataluña que abarca los veinticinco años transcurridos entre aquellas manifestaciones y el cambio de siglo. Los acontecimientos políticos y sociales de la Transición y los Juegos Olímpicos son su eje central. En este periodo han cambiado muchas cosas en el mundo de la información gráfica en los periódicos. En 1975 el color se utilizaba sólo para las portadas de rotograbado de las ediciones dominicales y en las páginas interiores los textos se imprimían en tipografía y las imágenes con fotograbado. La calidad de impresión de las pocas fotografías que aparecían en ellos era pésima y su temática quedaba limitada a los deportes, las fotos oficiales, alguna foto internacional facilitada por agencia y poco más. Sólo había uno o dos fotógrafos en cada redacción.

Al entrar en el siglo xxi todos los periódicos se imprimían en ófset071122_4 y con fotografías en color. La imagen ocupaba un lugar muy importante y los temas más vivos quedaban reflejados fotográficamente en sus páginas. Cada redacción tenía un equipo muy amplio de fotógrafos, organizado jerárquicamente. Los viejos laboratorios de revelado estaban pasando a mejor vida para dar paso a la fotografía digital y al Photoshop. La figura del editor gráfico, tanto tiempo reivindicada, estaba presente en todos los medios. El fotógrafo dejaba de ser un apéndice del periodista de texto —que hasta entonces era quien lo decidía todo— y se convertía en un fotoperiodista con capacidad de decisión y con derechos sobre el producto de su trabajo. Los enviados especiales eran algo habitual y los fotoperiodistas catalanes habían abandonado el provincianismo tradicional para practicar un cosmopolitismo que llegaba a todos los países del mundo y a las zonas más calientes.

Este gran salto cuantitativo y cualitativo es lo que quiere reflejar071122_7 esta exposición, al mismo tiempo que se ha pretendido ofrecer al público una representación suficiente del fotoperiodismo como trabajo colectivo durante el periodo 1976-2000, más que presentar una suma de individualidades.

Nuevos fotoperiodistas jóvenes se han ido incorporando continuamente a la profesión en los años que llevamos de siglo. Ellos, naturalmente, serán el objeto de la próxima muestra que se organice sobre el fotoperiodismo en Cataluña.

La Virreina

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